Hasta hace cierto tiempo, era indispensable que las emociones y nuestra piel, podrían estar relacionadas, pero lo cierto es que dicha relación si existe y es mucho más estrecha de lo que pensamos. En este artículo, hablaremos del vínculo que comparten y la razón por la que no debemos obviarlo. Muchas investigaciones sobre ello, han descubierto el nacimiento de una nueva área de estudio, para analizar todo lo derivado de la relación entre las emociones y la piel, denominada como psico dermatología.
Esta nueva área en salud y medicina, divide los diferentes trastornos que existen en tres categorías que definiremos a continuación,
- Trastornos psicofisiológicos. Son aquellos problemas de la piel que se ven alterados o empeorados, tras manifestar ciertos estados emocionales, como ocurre por ejemplo en los casos de psoriasis.
- Trastornos psiquiátricos primarios. En estos se manifiestas unas condiciones psiquiátricas diagnosticadas, que se trasladan a afecciones cutáneas, como por ejemplo la tricotilomanía.
- Trastornos psiquiátricos secundarios. Se relacionan con una serie de episodios los cuales desarrollan una baja autoestima o fobia social, como ocurre por ejemplo en los casos de acné quísticos.
Las afecciones de la piel, pueden empeorar e incluso originarse por condiciones emocionales, pero también puede ser bidireccional, es decir,, también pueden provocar alteraciones mentales. Cuanto mayor es el problema, mayores son también las consecuencias tanto físicas como psicológicas. Las afecciones más frecuentes que se desarrollan tras la relación entre las emociones y la piel son, por ejemplo: dermatitis atópica, hiperhidrosis o urticaria.