El jínjol, también conocido como azufaifo, se trata de un fruto, similar a una aceituna, pero con un sabor parecido al de la manzana. Cuando esta madurando, tiene un color amarillo verdoso, que va convirtiéndose en color rojo, hasta alcanzar el color granate intenso. Su cosecha y consumo suele ser en los meses de septiembre u octubre. El sabor de este fruto, como comentábamos al principio, es parecido al de las manzanas, dado a que es ligeramente dulce, con tracas un poco ácidas, su textura es harinosa, pero con un solo hueso como las aceitunas.

Este fruto, está compuesto principalmente por azúcares, vitamina C y mucílagos, por lo que aporta a nuestro organismo vitaminas y energía. Por otro lado, la corteza de su arbusto, puede ser utilizado en tratamientos para combatir la diarrea y las hojas del mismo, para moderar la diabetes. Como uso externo, están indicadas para tratar afecciones respiratorias, rojeces, escoceduras y eccemas.

Gracias a su baja falta de mantenimiento y mínimos cuidados, hacen de este arbusto una planta silvestre, del que se pueden extraer sus frutos sin, la necesidad de utilizar abonos, pesticidas o similares.