Para empezar, el trauma acústico es un tipo de sordera la cual se debe por el impacto de sonidos muy fuertes, teniendo como consecuencia, una serie de lesiones para el sistema auditivo interno de forma temporal o permanente, afectando de tal manera a nuestra audición. Cualquier persona expuesta a sonidos elevados por un periodo de tiempo continuo y sin protección, puede sufrir un trauma acústico, aunque también debemos indicar que éste puede producirse también a consecuencia de un golpe.

Al no ser conscientes de los problemas que pueden derivar los sonidos fuertes y elevados, no nos damos cuenta del peligro que estos conllevan, ya que no sólo nos puede ocurrir en el trabajo, sino al escuchar música con los cascos o en cualquier otro lugar, con unos decibelios más altos de los que se debería. El trauma acústico en este caso, se compone mediante los factores que os detallamos a continuación, ya que agravan los daños del mismo:

• La frecuencia o tono del sonido o ruido, ya que cuanto más elevado sea, tendrá daños más perjudiciales para nuestra salud auditiva.
• La intensidad.
• El tiempo de exposición a dicho sonido.

Uno de los síntomas principales de éste tipo de trauma es la pérdida de audición, teniendo la grave consecuencia de impedir a la persona que lo padece, no captar ningún tipo de sonido con una baja frecuencia o por otro lado, distorsionar la percepción de los sonidos de más alta frecuencia. Para el diagnóstico del trauma acústico, principalmente se realiza una entrevista clínica al paciente, en la cual se descubrirá a qué ruidos ha estado expuesto y después, se le realizará un examen de audiometría, en la cual se expondrá el paciente a sonidos de distinta intensidad y frecuencia, con el objetivo de evaluar su percepción auditiva.