El ajo en la antigua roma se usaba como un alimento energético que posteriormente fue utilizado como remedio natural para el tratamiento de las úlceras, entre otros. Es mucho más que un condimento y, a día de hoy sigue siendo un remedio para evitar enfermedades, ya que está cargado de nutrientes y beneficios para la salud, gracias a sus componentes. Su consumo habitual, puede mejorar la digestión, ya que absorbe mejor los nutrientes de otros alimentos y optimiza las funciones realizadas por el páncreas y el hígado.
Su olor puede resultar un poco desagradable, y si alguna vez has cocinado con ello, te habrás dado cuenta que el olor permanece incluso durante horas. Uno de sus componentes, es la alicina y ayuda proteger nuestro sistema inmunológico, circulatorio y digestivo. También resulta ser un antioxidante natural y reduce la presión arterial.
Los beneficios que puede aportar a nuestra salud, son como por ejemplo:
- Combate los problemas relacionados con el acné, estimulando la renovación celular.
- Estimula los ácidos gástricos, digiriendo y absorbiendo mejor los alimentos.
- Mejora la calidad pulmonar por su acción de descongestión.
- Reduce los niveles de colesterol malo, cuidando de tal forma nuestro sistema cardiovascular.
- Mejora la circulación de la sangre, gracias a su gran contenido en vitamina B.
- Eleva las defensas, por lo que puede ser un gran aliado contra la anemia.
Uno de los riesgos que tiene el ajo, es que no debe consumirse por personas que sufran problemas con la tensión, ya que es un anticoagulante natural que hace la sangre más fluida y puede haber riesgo de sangrado.