Yodo en el embarazo y en la lactancia

El yodo, se trata de un mineral con gran importancia para la síntesis tiroidea de la futura mamá y para el desarrollo del sistema nervioso del feto. Consumir este tipo de mineral durante el embarazo y la lactancia, es necesario tanto para la función hormonal de la mujer gestante como para el crecimiento y desarrollo del feto. Un déficit de yodo, se suele asociar a consecuencias como el desequilibrio tiroideo y un coeficiente intelectual bajo.

Muchas de las clínicas, como la Universidad de Navarra, reconocen que el yodo es fundamental en la síntesis de las hormonas tiroideas, influyendo además, en el metabolismo de las células y en la transformación de los alimentos en energía. En el embarazo, este mineral es una de las claves para la formación de los órganos del bebé, y en la etapa de la lactancia materna, colabora nutriendo adecuadamente al bebé. Este elemento, es fundamental para la regulación de las funciones como la temperatura corporal, teniendo incidencia particularmente en la frecuencia cardíaca.

Otras ventajas que nos aporta el yodo durante la gestación y la etapa de lactancia son:

  • Contribuye a evitar el hipotiroidismo, debido a la disminución de la actividad biológica de las hormonas tiroideas a nivel tisular.
  • Disminuye la probabilidad de aborto.
  • Minimiza el riesgo de hipotiroxinemia. Es una anomalía que aparece cuando los niveles de concentración de tiroxina, se encuentran por debajo de lo normal.
  • Previene el bocio y el cretinismo. El cretinismo es un tipo de discapacidad intelectual y física, originada a veces por la falta de yodo en el embarazo y en la lactancia, lo que perjudica a la función de la hormona tiroidea.

Este nutriente es transmitido al bebé por la madre, al gestarlo y al amamantarlo, aunque también, existen suplementos farmacéuticos y mediante dietas basadas en alimentos saludables, aunque también podemos sazonar las comidas con sal yodada como alternativa. Debemos procurar incluir en el menú alimentos como el pescado, los mariscos, los lácteos, los huevos, el jugo de manzana o cereales de salvado de trigo.