¿QUE ES EL HAMBRE EMOCIONAL?

La comida puede ser utilizada como un calmante emocional, como un deseo de llenar un vacío o afrontar situaciones estresantes, de tristeza, soledad, ansiedad o aburrimiento. Se presenta de manera repentina, con deseo normalmente de alimentos calóricos y en ausencia de apetito. Por ejemplo, “paquetes de galletas que van a parar a la boca, sin emoción real de hambre”

Como casi todo, el hambre emocional por sí sola no es mala, sobre todo si la ubicamos en situaciones muy concretas. El problema empieza cuando la principal regulación es únicamente la comida. Cuando el hambre emocional se vuelve patológica y conlleva conductas disfuncionales como la ansiedad por comer, comer compulsivamente, y pegarse atracones de comida en función del estado de ánimo, es momento de plantearse cómo podemos poner remedio a la situación hoy te damos cinco consejos para evitar atracones o comer compulsivamente:

-Entender que la comida no es el foco del problema, sino la “tapadera”. Observar e intentar descifrar qué estamos tapando con la comida.

-Darnos cuenta si comemos para aliviar estrés, con poco o ningún control, y /o  con cierto sentimiento de culpa.

-Valorar que la satisfacción del hambre emocional es momentánea, muy breve.

-Prestar atención a las sensaciones corporales para diferenciar el hambre física del hambre emocional: practicar la alimentación consciente. Sentir cómo masticamos, los sabores, la deglución, cómo nuestro cuerpo identifica la saciedad física…

-Acudir a un especialista para atajar el hambre emocional.