El déficit de vitamina D, ha cobrado una mayor preocupación e interés en estos últimos años, particularmente cuando ha ocurrido en niños y niñas. Solucionar la falta de cantidad de esta vitamina, es necesaria para estar saludable, ya que tiene que ver en distintas funciones del sistema nervioso, inmunitario o muscular entre los más destacados. Además, la vitamina D consigue facilitar la absorción de calcio al organismo, por lo que es un componente esencial de los huesos, evitando problemas como la osteopenia que ocurre en bebés prematuros.
El déficit de esta vitamina, al considerarse un problema creciente, requiere la búsqueda de un gran número de investigaciones, aunque el tema suscita una atención y gran controversia, debido a que los especialistas no suelen acordar cuando se requieren pruebas de vitamina D y cuando se debe suplementar. Por ello y con el objetivo de evitar este déficit en los niños, es importante conocer las fuentes que pueden aportarla, pudiendo ser:
- Mediante la alimentación o suplementos.
- Mediante la piel.
Nuestro propio cuerpo ya produce vitamina D por sí solo, tras la exposición de la luz solar, con el inconveniente de que la exposición excesiva y en horarios inadecuados, puede ocasionar otros problemas como quemaduras o el envejecimiento prematuro de la piel. Por otro lado, hay que tener en cuenta que la deficiencia de vitamina D, puede dar origen a la afección de raquitismo, que ocurre cuando los huesos de los niños se ablandan, por no absorber el calcio y fósforo suficiente, para dar forma a unos huesos sanos y fuertes, y la causa más común de ello, suele ser por la carencia de dicha vitamina, aunque se pueda dar por causas genéticas o metabólicas.
El raquitismo, es una enfermedad muy frecuente en países subdesarrollados o en vías de desarrollo, caracterizado por el retraso del crecimiento y deformaciones en los huesos. Esta afección, suele presentarse sobre todo en niños de entre seis meses y tres años, debido a que es la etapa donde se crece más rápido. Los científicos, alertan de que los bebés que son amamantados y no consumen esta vitamina de forma adicional, corren un mayor riesgo de tener deficiencia de vitamina D, más si incluso la madre también tiene dicha carencia. Para evitar que esto ocurra, es importante seguir las recomendaciones sanitarias, para que el bebé obtenga la cantidad necesaria de todos los nutrientes mediante su alimentación.