Este instinto se define como la relación a un comportamiento nativo de las mujeres que tiende a responder ante un estímulo, que va en conjunto con los cuidados que se adquieren al convertirse éstas en madres. Frecuentemente se suele decir que las mujeres tienen dicho instinto por naturaleza, y no es de sorprender, pues en la naturaleza, los mamíferos también tienen una serie de instintos en cuanto a la protección y cuidados de sus hijos.

Estudios científicos, plantean que la oxitocina, hormona comúnmente conocida por su función durante el parto y la lactancia, aumenta después del parto, para preparar a la madre en responder a los estímulos y señales del bebé. Dicho proceso no quiere decir que todas las madres, sepan de forma automática que hacer con el recién nacido no que estén preparadas de forma nativa para el parto, sino que es algo que transcurre con el tiempo y con el contacto entre madre e hijo.

El encuentro entre madre e hijo que se produce tras las primeras lactancias, es aquello que dispara los niveles de la hormona de oxitocina, ya que es el alimento crucial para la supervivencia del recién nacido y es un vínculo capaz de generar reacciones fisiológicas.

La respuesta a si es verdadero o falso el instinto maternal, podría decirse que es falsa, ya que es un instinto biológico y fisiológico de apego y atracción a nuestra descendencia y no convierte a la mujer en madre perfecta. Creer en esto, desencadena una de las principales causas del estrés postparto u otros trastornos que se pueden sufrir tras dar a luz de forma emocional.