Mitos sobre la cerveza

Como ya sabemos, el consumo de cerveza es perjudicial para la salud y además, resulta inadecuado para aquellas personas que realizan deporte, dado a que deteriora su rendimiento. Aun así, todavía siguen existiendo muchos mitos y sobre todo, falsas creencias acerca de la cerveza, pues es habitual que suela consumirse a diario por muchas personas y no es nada positivo.

Para empezar, hay que tener en cuenta que el alcohol es una sustancia tóxica independientemente de la cantidad que se consuma, pues no solo provoca alteraciones en la funcionalidad del organismo a corto plazo, sino que también incrementa la incidencia de muchas otras patologías crónicas y complejas. Los mitos más divulgados sobre el consumo de cerveza son:

  • «La cerveza engorda». Aunque no se considere saludable, no quiere decir que engorde, pues es posible incluirla en la pauta regular u experimentar un cambio en la composición corporal o al menos a medio plazo. De todas formas, a la hora de mantener un peso determinado, intervienen otras variables como la realización de actividad física a diario o el seguimiento de una dieta equilibrada.
  • «La cerveza siempre se toma fría». Pese a que en muchos países debido a las altas temperaturas se suela ofrecer fría, no en todos lo hacen de tal manera, ya que también existen otras variedades de esta bebida, que son mejor tomarlas a mayor temperatura para disfrutar sus matices.
  • «La cerveza nos aporta hidratación». Si, la cerveza es un líquido, pero no por ello tiene que tener una capacidad hidratante, pues de echo es todo lo contrario ya que el alcohol, genera un mayor incremento de la diuresis y afecta a la función renal, por lo que puede repercutir de forma negativa sobre el balance de hidratación en el organismo.

Tras conocer las razones por las que debemos dejar de consumir cerveza en la medida de lo posible y no creer estos mitos tan populares, lo mejor que podemos hacer es optar por las variedades sin alcohol y con menos calorías para reducir su impacto sobre nuestro organismo.