En la primera visita al pediatra…

Como en todas las primeras veces, sobre todo con los recién nacidos, sabemos que el primer contacto que tienen con un médico es en la sala de maternidad, donde es evaluado con el objetivo de descartar cualquier tipo de problema. No obstante, este primer contacto no detalla por completo la adaptación del recién nacido al nuevo ambiente, por lo que es necesario e imprescindible, una primera visita al pediatra de forma precoz. En esta primera consulta, se enlazará la valoración obstétrica prenatal hasta el control del bebé sano. En las revisiones periódicas, se evalúa tanto su estado general como la forma en la que se está desarrollando a medida que crece.

Tras el alta de la sala de maternidad, a los dos o tres días de vida del recién nacido, éste debería ser evaluado de nuevo por un pediatra, preferiblemente al día o dos días siguientes al alta, antes de que cumpla la primera semana de vida. Dicho periodo es ideal para una nueva valoración, para determinar que no haya tenido ninguna complicación durante el parto. No obstante, aunque la visita al pediatra en su primera semana sea aconsejada por los expertos, se debe constatar que en algunos casos se puede posponer hasta más de diez días.

Como bien podemos saber de antemano, los primeros días de vida para el bebé son cruciales, debido a que es el período en el que el neonato comienza su adaptación al nuevo entorno, ya que al nacer ocurren cambios fisiológicos como la respiración y la alimentación, pues las llevaba a cabo mediante la circulación feto- placentaria. Tras nacer, el recién nacido comienza a recibir su alimentación a través de la lactancia materna, proveyéndole una solución llamada calostro, rica en inmunoglobulinas que le ayudarán a defenderse ante agentes patógenos.

Por todo ello, la primera consulta permite hacerle un seguimiento a la eficacia de la lactancia materna y observando que esté comenzando a recuperar el peso que se recomienda para su tiempo de vida. De la misma manera, visitar al pediatra en la primera semana, afecta de forma positiva al apego de la lactancia, brindando mejores resultados que cuando no se cuenta con una asesoría por parte del especialista.